jueves, 26 de diciembre de 2013

DUAT-N-BA - EL REINO DE LOS BIENAVENTURADOS



El sumo sacerdote del Templo del sol de Heliópolis es el heredero de la tradición secreta del gran Amenofis III. Ramsés reconoce en Cristo al ungido, que está llamado a llevar la luz al mundo, y lo inicia en los misterios superiores. Él pone al niño divino sobre Duat, uno de los misterios más secretos del esoterismo egipcio. ¡¡¡El término ‘ Duat-n-Ba ’ o, en la versión eslava, ‘ Iriya ’ significa la existencia del reino de los benditos en el Santo Estar!!!


Del país Duat-n-Ba habla el sumo sacerdote. Se encuentra en Hiperbórea, en el norte. Duat es el país donde se van las almas beatas, alcanzando ya alturas indecibles, grandes beatitudes, y desde donde sin obstáculos, ya sin pecado, encorpulados, vuelven a la tierra.

Cristo-niño sabe de Hiperbórea y de la Edad de oro de la humanidad. Hiperbórea es la civilización nórdica de la Edad de oro. Se extendía por el territorio de Europa, lavada por la Corriente del Golfo, capturaba China y parte de Asia. En esta civilización solamente había una lengua divina. No había absolutamente ninguna  concupiscencia, mal ni idolatría. La divinidad indeformable brillaba en la persona. Se manifestaban los sellos del amor puro, la bondad, la sabiduría y la pureza.
Cristo, comparando el carácter pobre de Jerusalén, Atenas, Grecia, sobre las que ha escuchado, anhela Hiperbórea.
El sabe que en tiempos remotos, hace más de cinco mil años, fue zar hiperbóreo junto con la Teoengendradora. Esto le fue desvelado por el sacerdote de Heliópolis, que saludó enseguida al grande entre los ungidos. Cristo al mismo tiempo recibió la revelación de que Ramses Umbarta  fue su asistente 20-30 mil años atrás.
El sumo sacerdote de Heliópolis revela a Cristo su misión
En Heliópolis, durante algunas audiencias con el sacerdote supremo, a Cristo se le revela su MISIÓN Y OBJETIVO: establecer en la tierra de nuevo la Edad de oro: la Teocivilización, de nuevo Hiperbórea, que estuvo en el territorio del norte de Rusia (la península de Kola, Valaam, el archipiélago Solovetsky[1]).
Con esto no acaba la iniciación. Cristo con agradecimiento acepta de boca del egipcio consagrado los grandes misterios. El hierofante le entrega el vaso hiperbóreo, el santo Grial, que no tuvo en las manos nadie, excepto Ramsés Umbarta. Sólo los sumos sacerdotes, los sacerdotes supremos de Heliópolis, podían tener este vaso, que estaba en el Sancta Sanctórum del templo de Heliópolis. De él decían: ‘el Vaso de las divinidades y las personas; más que curar, diviniza a la persona ’.

Ramsés Umbarta deja con gusto el vaso a Cristo, y en el Teoniño enseguida se manifiesta la plenitud de la divinidad.
El ungido de Heliópolis, como heredero de Hiperbórea, entrega el vaso sagrado a Cristo y a María, a condición de que el vaso sea devuelto a Hiperbórea.
De aquí, claro, viene la petición de la Madre de Dios de la montaña del Ruiseñor a Andrés el Primer llamado. Ella y Cristo piden a Andrés cumplir la voluntad del gran iniciado del templo solar de Heliópolis – entregar el gran Cáliz y guardarlo en Hiperbórea, donde no sólo conocen de oídas a Cristo y la Teoegendradora. Allí los aceptarán.
De ese modo, el destino de Andrés el Primer llamado no era Kiev, como se considera tradicionalmente, sino al norte de Rusia, en Valaam y Solovkí. En Valaam, aproximadamente en el año 50 d.C. fue fundado el monasterio del Santo Cáliz, más tarde cambiado de nombre por la ortodoxia Bizantina.