EL VENCEDOR DEL ZODÍACO

Hay un punto de vista diferente y unívoco de la astrología. Unos consideran que es un capricho, otros un entretenimiento, unos terceros la miran con miedo supersticioso. Por último, están los que consideran que es una herejía y una charlatanería. Los místicos, consideran la astrología como una creencia antigua basada en el panteón de las divinidades celestes, las jerarquías angélicas, los templos, los sacerdotes y los conocimientos secretos.
El eminente místico de la actualidad, Juan del Grial, en sus tratados de teo-revelaciones, comprende profundamente la esencia de la doctrina celestial. Según su opinión, la esfera celeste representa un espejo cósmico gigantesco, en el que se refleja el Reino del Altísimo. Y por eso el mundo cósmico -según su convicción profunda- es un mundo mezquino y manifestado. El cosmos es un mundillo de espíritus seducidos, -afirma el pensador-, creado en realidad por los seductores, que se consideran (se creen) que son los grandes maestros y salvadores de la humanidad. Hay que hablar de una característica diferencial: el cosmos se divide en dos esferas enormes -alto e inferior. El cosmos alto incluye una multitud infinita de esferas, que en la tierra son proyectadas como manifestaciones bondadosas, y la quimera astral “dominical”, “las Madres de Dios”, “los ángeles”, “san” y así sucesivamente, representan el cosmos inferior -la esfera de los humanoides- hijos de Lucifer, que fingen ser los hijos de Dios. Desde éste cosmos inferior llegan los OVNI, las prácticas esotéricas canalizadoras, la salida al astral, los fenómenos extrasensoriales (la adivinación, la sanación).
El centro de la dirección del cosmos inferior es el Tíbet, con su capital Shamballa mística. El embaucamiento en el que el cosmos se representa a sí mismo como el mundo de Dios, mientras que ésto ni mucho menos es así. Los maestros cosmistas populares hoy como Reich, Castaneda, Blavatsky, Osho, dan la práctica del descubrimiento en la persona de los cuerpos astrales y los chakras energéticos. Los ancianos blancos de la Atlántida llamaban a estas prácticas esotéricas engañosas. La tragedia del humano es que -afirmaban los sabios- en la encarnación en la tierra ha pasado por el remodelado de adaptación, y Lucifer le ha insertado el inicio opuesto. Los maestros de la Atlántida son expertos en el borrado de las consecuencias del remodelado de adaptación, mientras que los maestros cósmicos incitan a reafirmarlo.
El cosmismo se basa en tres pilares básicos: la doctrina del karma, la reencarnación (metamorfosis) y los zodíacos. Al encarnar en la tierra, cada alma cae bajo la influencia de los zodíacos y lleva en los genes cierto trazado cósmico. El que se somete al poder de los zodíacos, esencialmente, se hace rehén del destino.
Los sabios de la Atlántida estudiaban cómo vencer al hado que traza el destino. Hasta la actualidad, se han conservado los frescos de la religión antigua del “mitraísmo”, en que es representada el joven Mitra en un toro enorme, que rompe por los cuernos la cabeza al animal enfurecido. El toro, sobre el que se sienta el joven -el símbolo del mal mundial. El joven Mitra poseía la fuerza espiritual para torcer la cabeza del toro cruel: la imagen de, cómo el devoto debe vencer el destino fatal. Pero no consigue vencerlo totalmente.

Fresco Mithartreum Marino
Juan Grial, en los tratados espirituales comparte las llaves únicas de la victoria sobre los programas fatales. Él ha recibido estos dones de los eslavos teogamitas -los herederos de Hiperbórea antigua.
Para vencer al hado del destino -indica Juan del Grial-, es necesario, ante todo, rechazar y coronarse vencedor ante la representación de la lujuria, el materialismo, el mammón... Segundo: apagar el fórnax lujurioso (fogón) y abrir el corazón espiritual. Tercero: pasar la catarsis -la depuración completa del remodelado de adaptación. Cuarto, la metanoia -el cambio fundamental de todos los compuestos del ser humano. Quinto, la incesante sobreiluminación del Espíritu Clarosanto. Y, lo más importante, es necesario un verdadero maestro, que es experto porque ha alcanzado la victoria sobre el hado.
Poseyendo el bastón del ungido, Juan del Grial, ha ayudado a muchos seguidores a cambiar para bien los programas fatales.
Esto no es muy sencillo -es necesario el trabajo profundo interior en uno mismo, la hazaña minuciosa del esfuerzo heroico, el valor y la paciencia. ¡Pero qué alegría le espera al vencedor!
Actualmente, se despierta el interés en los horóscopos y los pronósticos astrológicos por causas claras, a través de los medios de información de masas. En principio, parece algo inofensivo, que implica la preocupación por la salud (hatha yoga), la curiosidad trivial de muchos, se suma a la realización de las prácticas cosmistas: técnicas curativas, el yoga, viajes astrales, bioenergética.... Cayendo bajo la influencia de las estrellas y los planetas quedando así atrapados, y ocasionalmente, condenados. Para salir de ahí, es necesario el cetro y el escudo espiritual del ungido.
“La persona -a pesar de su deterioro aún conserva en su interior a la divinidad inmortal que es- afirma el  Juan del Grial -el objetivo de su llegada a la tierra es el enriquecimiento del aposento de su tesoro espiritual, resumiendo, convertirse en divinidad. Es necesario ayudar al ser humano a consagrarse en el camino de la perfección espiritual, abrir el potencial interminable de la bondad, la sabiduría y el amor”.

Texto del  pensador y filósofo Diego Rodrigez.

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