Cuando me preguntan “¿dónde está Dios?” contesto: Dios está
en la música de Mozart.
Basta con que escuchemos el rumor del auténtico adagio, y
permitamos que el sol-menor del quinteto de Mozart nos diga: aquí está Dios, aquí
está la presencia de la divinidad.
Esta música es tan genial, que es suficiente su existencia
para justificar la vida en la tierra. Para decir que había que bajar a la
tierra, con tal de oír estas consonancias fragantes.
Cuando escuchas a Mozart, crees que la vida terrestre es
más elevada que la celeste. Es una gran glorificadora de la existencia de la
divinidad en la tierra como en los cielos. Mozart nos lleva a los mundos
celestes. Él es un compositor del consolaméntum puro y cátaro.
Plasmo en la
música lo que no puedo expresar con las palabras. He alcanzado el máximo de
algo. Es tal mi oración extática, superapasionada, plasmo en ella la música de
los castillos interiores, no dañados por el orden terrestre.
El músico
auténtico no interpreta la música, la música lo interpreta. Aquí no es necesario imponerse personalmente , no importa lo que
lleves en tu interior. ¡La música para mí es el reino sonorizado y manifestado
de nuestro Padre!
Juan del Grial, Mozart simfonia 40.
Cuando por
primera vez he abierto la música, he comprendido que a través de ella es
posible expresar lo absolutamente inexpresable. Se puede expresar el amor de
Minné solamente con el lenguaje de la música. Soy maestro de la palabra, he alcanzado en la palabra la plenitud, en
los himnos, en los magnificates, en las
revelaciones, las interpretaciones etc.
Pero para expresar Minné (el amor supremo),
sólo puede hacerse adecuadamente con la música, por eso es necesario estar
enamorado de Minné y enamorado de la música para hacerse el instrumento del
Amor Supremo. Es necesario estar enamorado de Minné, de la música de Dios y del
ser humano. Cuatro amores. Querer al Dios, al ser humano, Minné y la música. Es
la plenitud.
Sobre
Beethoven...
Nunca
Beethoven hablaba sobre aquella fuerza
que le retuvo del suicidio después de la escritura de su testamento y
la compra de dos pistolas. Él preparaba su suicidio con un cálculo
puramente alemán (en el testamento precisamente había indicado, cómo disponer
de la propiedad).
¿Que fuerza
retuvo a Beethoven?
A Beethoven
se le había abierto Minné. Él recibió una revelación del Padre Celeste: que el
sufrimiento que se le había dado, tenía un sentido superior. Que la enfermedad
de la sordera no suponía una privación, sino, un don y la unción, con que él
sería aún más que Beethoven.
A Beethoven
se le abrió el sol de Minné (aunque él
no habla sobre esto en ninguna parte) y ha dado a comprender que a través de
este sufrimiento él conoce los misterios, imposible en la tierra: entrará en el
amor, inexpresable por ningunas palabras. Que su sordera es la condición del
mensaje del don grande, que no poseía ningún otro compositor en la tierra.
Solamente
esto lo retuvo. Por eso en los diarios de los últimos años él escribía: ‘pido a
Dios Padre solamente una cosa: el amor ’ …
Estoy seguro que
Beethoven recibió la revelación directa sobre el Dios del amor, y escribió
muchas notas en sus diarios sobre el Dios del amor. Pero la censura religiosa
los ha borrado y prohibido, ya que la revelación de Minné contradice el canon
católico, y a Beethoven lo calificarían de hereje.
Leo los
diarios de Beethoven con la misma visión espiritual que leo sobre el Segundo
Gólgota Solovkiano.
Beethoven
hablaba sobre el Amor superante que une a toda la gente. Sobre este Amor él
estaría pensando cuando creó la “Oda a la Alegría”, sobre los versos de
Schiller (Alegría, hermosa chispa divina
/ hija del Elíseo / ebrios de entusiasmo entramos / ¡oh diosa! a tu
santuario... ) ¿Cómo pueden abrazarse millones como hermanos? Sólo
sobreiluminándose del Amor celeste que los une a todos en una fraternidad
universal. Para ello, es necesaria una gran fuerza, una gran Madre... él dedicó
toda su obra a Ella.