sábado, 28 de julio de 2012

OBONATO.


Un antropólogo ofreció a los niños de una tribu africana jugar a un juego. Puso cerca de un árbol una cesta de fruta y se dirigió a los niños diciéndoles: “Los primeros que lleguen al árbol, tendrán la fruta más dulce”. Cuando dio la señal para iniciar la carrera, los niños se cogieron firmemente de las manos y corrieron todos juntos, después se sentaron todos juntos y disfrutaron de la deliciosa fruta. Sorprendido el antropólogo, les preguntó a los niños por qué se quedaron todos juntos, ya que cada uno podría disfrutar de la fruta para él mismo. Ellos respondieron: “Obonato” ¿Es posible que uno sea feliz, si todos los demás están tristes? “Obonato” en su idioma significa “Yo existo porque existimos”


Actualmente hay muchas escuelas que nos enseñan el individualismo: “yo soy mi propio maestro”
Quienes aceptan estas imágenes siempre están solos; todo lo que tienen es para ellos mismos. El homo sapiens del siglo XXI está pensando las 24 horas en cómo acumular dinero para sí mismo, y después en cómo organizarse la vida para sí mismo o para alguien cercano pero más que nada para no preocuparse demasiado. O hacer algo para los demás con el fin de obtener algo a cambio creyendo que estamos haciendo el bien, eso no es bondad. Esta filosofía ha cerrado los corazones espirituales y nos ha alejado de los arquetipos solares que todos tenemos. Los niños de la historia son más espirituales que el científico antropólogo que conoce las leyes de este mundo. Ellos conocen las leyes del univérsum. Los niños viven en fraternidad y son felices y viven en la alegría, y sin embargo, la gente actualmente tiene de todo y siempre está deprimida, pagando psicólogos para vencer la tristeza y la desgracia infinita.
Por qué nosotros no podemos abrazarnos como hermanos como decía Beethoven? Para eso, hay que olvidarse de sí mismo y vivir en el corazón del prójimo las 24 horas. Para eso hay que ser un bodhisattva, o como la princesa Mao Shang, que se arrancó los ojos para salvar a su padre.

Muchas personas permanecen en un sueño sin descubrir su potencial divino y buscan cómo purificarse. Hay una clave muy simple, que es vivir en fraternidad y no sólo en una comunidad sino en el castillo de los puros y perfectos como San Salvador Verdadero.

Los cataros del siglo XXI: www.juangrial.com, www.loscataros.org
 

   


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